Sobre la situación de la cuenca del río Matanza-Riachuelo
La Academia Argentina de Ciencias del Ambiente manifiesta su profunda preocupación ante la evidencia del incumplimiento del fallo de la Corte Suprema de Justicia que el 8 de julio de 2008 ordenó recomponer la calidad de las aguas, del suelo y del aire en la Cuenca Matanza Riachuelo, para mejorar el bienestar y preservar la salud de las cinco millones de personas que quienes viven y trabajan en ella y prevenir razonablemente daños futuros al ambiente, resultantes de las actividades humanas en la cuenca.
El fallo del mayor tribunal de la República marcó un hito orientador en el afianzamiento de la justicia ambiental, tarea que la realidad muestra inconclusa. Instituciones de la sociedad civil como la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Greenpeace y la Asociación de Vecinos de la Boca han denunciado esta situación.
Es manifiesto que se han realizado algunos trabajos que mejoran el aspecto visual de las riberas, especialmente en el tramo inferior de la cuenca. Se han retirado las embarcaciones abandonadas por décadas, se recogen los residuos flotantes en el espejo de agua, se han construido varios tramos del camino de sirga particularmente en la margen derecha y se han removido algunos asentamientos precarios habitacionales y comerciales. Como la Defensoría del Pueblo de la Nación ha señalado a la Corte Suprema de Justicia1, esto empalidece ante las deficiencias ejecutivas, conceptuales y metodológicas de la ACUMAR, que entorpecen el cumplimiento de la sentencia judicial.
Se cumplirán 8 años de ese fallo esencial para la recuperación social y ambiental de la cuenca y todavía no se sabe a ciencia cierta qué es lo que ACUMAR entiende por «saneamiento». Los estándares de calidad del aire y del agua son permisivos en cuanto a los vuelcos industriales y cloacales (Resolución ACUMAR 1/2007), las emisiones de gases (Resolución ACUMAR 2/2007) y la más pobre expectativa para la calidad de las aguas a largo plazo (Resolución ACUMAR 3/2009). No sorprende, en consecuencia, que la cuenca continúe contaminada. Tampoco hay metas establecidas para cumplir en el tiempo con el fallo de la SCJN; en consecuencia la marcha cansina de la remediación de la cuenca puede perdurar indefinidamente en el tiempo.
Una vez más la Academia, en cumplimiento del mandato de su Estatuto, ofrece toda su cooperación para contribuir al saneamiento que es condición indispensable para la salud de los trabajadores y los habitantes de la Cuenca.
Buenos Aires, 5 de julio de 2014